El “plan de paz” de Trump

Carta Semanal 1064 para descargar en PDF

La resistencia del pueblo palestino a la ocupación, que se mantiene desde 1948 (y aún antes, desde la gran revuelta Árabe de 1936) es una fuente de inspiración para la clase trabajadora, los pueblos y la juventud de todo el mundo. En los últimos años, un poderoso movimiento de solidaridad se ha levantado a lo largo y ancho de todo el planeta.

De ahí la necesidad del imperialismo de derrotar al pueblo palestino, para escarmiento de todo pueblo que ose resistirse a su designios. En esta línea se inscribe el mal llamado “plan de paz” presentado por Donald Trump. Un plan que ha sido calificado por Awad AbdelFattah, árabe israelí y Coordinador de la Campaña por un solo Estado Democrático (Palestina) como “un intento de imponer una capitulación total a todo el pueblo palestino y a la nación árabe, desde el océano hasta el golfo, a través de sus regímenes y sus dirigentes sometidos y controlados desde el exterior”. Para AbdelFattah, si bien “en el plano humanitario se vislumbra un rayo de esperanza: el fin de las masacres y la destrucción, algo a lo que aspiran con todo su corazón y con toda su alma los habitantes de Gaza, (…) su objetivo es consolidar a Israel como un Estado colonialista y racista de apartheid, bajo la tutela colonial estadounidense y occidental que impone a los palestinos las condiciones de su supervivencia, sin concederles el mínimo reconocimiento de un Estado o de una soberanía”.

Hamás, enfrentado a la masacre de su pueblo, ha decidido entrar a negociar el plan de Trump. Los gobiernos europeos (incluyendo el gobierno “progresista” de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz), se han apresurado a dar su apoyo al plan de Trump. Como han hecho buena parte de los gobiernos árabes y musulmanes sometidos al imperialismo: los ministros de Exteriores de 8 de ellos han hecho público un comunicado en que saludan el “liderazgo del presidente Donald Trump , y sus sinceros esfuerzos para poner fin a la guerra en Gaza”.

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Sobre el reconocimiento del “Estado Palestino”

Carta Semanal 1063 para descargar en PDF

A lo largo de este año han sido varios los países europeos que, presionados por opinión pública que rechaza su apoyo activo o pasivo al genocidio de Gaza y por la movilización popular, han decidido reconocer el Estado Palestino. Todos saben que se trata de un mero gesto sin repercusiones prácticas, pero quienes tienen mayor capacidad de análisis ponen de manifiesto otras cuestiones. Citaremos algunos de esos comentarios

El nacimiento imposible de un Estado palestino

En La Vanguardia del 14 de septiembre encontramos un artículo con el título “la quimera del Estado palestino”, que explica que Palestina no controla su territorio, ya que el 82% de la franja de Gaza y el 60% de Cisjordania están bajo control israelí, e Israel tiene planes de anexión para ambas zonas.

François Lazar escribe en Informations Ouvrières, periódico del Partido Obrero Independiente de Francia, que “Este reconocimiento viene acompañado de condiciones y mandatos que colocan a la población palestina ante una disyuntiva bastante simple: aceptar o desaparecer. Defender la idea y la perspectiva de un Estado de Palestina, desprovisto de todas las prerrogativas de un Estado, confinado y controlado desde fuera, es un reconocimiento consciente y deliberado de la realidad colonial israelí. Si Macron y los líderes europeos realmente quisieran imponer la descolonización de Cisjordania, condición para establecer allí un Estado palestino, sea cual sea su contenido, suspenderían todas las relaciones políticas, económicas y culturales con el genocida Estado israelí”.

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Llamamiento de militantes rusos y ucranianos contra la guerra

 Carta Semanal 1062 para descargar en PDF

Desde hace más de tres años y medio, la guerra en Ucrania se mantiene. La OTAN, los EEUU y la Unión Europea la alimentan con las entregas de armas al gobierno de Zelensky. En estos tres años, cerca de millón y medio de jóvenes rusos y ucranianos han muerto o han sido heridos. Reproducimos en esta Carta Semanal un llamamiento de militantes ucranianos y rusos, que participarán en la Conferencia Europea contra la guerra que se celebrará el 4 de octubre en parís, y en el mitin internacionalista del 5 de octubre, llamamiento que se publica en Informations Ouvrières n.º 875, también publicado en L’Insoumission (órgano de La Francia Insumisa.). Lo firman conjuntamente militantes rusos y ucranianos que, en unidad, denuncian a los promotores de guerra de ambas partes, y llaman a la paz entre los pueblos. Este llamamiento tiene enorme importancia en el momento actual.

RUSIA/UCRANIA

«La guerra nunca conducirá a la paz: restituir a los pueblos su derecho a la autodeterminación»

Es infinitamente ingenuo creer que la guerra conduce a la paz. Ni Putin, ni Trump, ni Zelenski, ni los dirigentes europeos han sido capaces de aportar lo esencial a los pueblos: la paz. Los cálculos basados en una victoria militar se han venido abajo, así como los intentos de «toma y daca» entre dirigentes a costa de los pueblos. Hoy, no solo la izquierda, sino cualquier fuerza democrática debe unirse, pero no en torno a un programa de militarización y violencia, sino bajo la bandera de la paz inmediata.

Nosotros, militantes pacifistas rusos y ucranianos, hemos sido privados de nuestra patria por esta guerra. Cientos de miles de compatriotas nuestros han muerto, hay millones de mutilados, decenas de millones reducidos a la desolación y privados de esperanza. Esta carnicería multiplica cada día el sufrimiento y nos arrebata, a nosotros y a nuestros países, cualquier futuro. Se encarcela a nuestros compañeros y se reprime con brutalidad cualquier disidencia. Conocemos el precio de la guerra: nos ha privado de nuestra voz y del derecho a decidir nuestro destino. La única posibilidad de poner fin a esta pesadilla es devolver a nuestros pueblos ese derecho, el derecho a la autodeterminación.

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Ante los acontecimientos de Francia

 Carta Semanal 1061 para descargar en PDF

Los acontecimientos de los últimos días en Francia tienen una gran importancia para toda Europa. El 8 de septiembre, el gobierno de Bayrou perdió la votación de una moción de confianza en la Asamblea Nacional y tuvo que dimitir. Se vio obligado a presentar la moción en un vano intento de hacer pasar su propuesta de presupuestos, que suponía unos recortes de 40.000 millones de euros en la sanidad, la enseñanza, las pensiones, el empleo público. Lo único que no se recortaba –y que, incluso, aumentaba de manera vertiginosa- era el gasto militar. El 10 de septiembre, convocada “desde abajo” una jornada de movilización sacudía todo el país. Una huelga general se prepara para el 18 de septiembre.

El presidente Macron, cuya popularidad es de menos del 20%, ha decidido nombrar un nuevo primer ministro, Sébastien Lecornu, que era ministro de Defensa con Bayrou. Pero, según las encuestas, una abrumadora mayoría de los franceses (entre un 60 y un 70%) reclaman la dimisión del propio Macron. La prensa habla abiertamente de crisis del régimen, de la V república establecida por el golpe de De Gaulle en 1958.

Frente al peligro de la ultraderecha del RN, sólo la movilización unida puede salvar las conquistas sociales del pueblo francés. Esta movilización unida que defiende las conquistas sociales tiene como referente político y electoral la Francia Insumisa, que abre una perspectiva política, planteando el fin de la V República presidencialista, de dar la palabra al pueblo y, por medio de una Asamblea Constituyente, erigir instituciones democráticas: la VI república. Es por ello que LFI es atacada desde todas partes, los medios de comunicación, e incluso la supuesta izquierda que intenta mantener a Macron.

Reproducimos en esta Carta Semanal los contenidos de un número especial del semanario Informations Ouvrières, órgano del Partido Obrero Independiente de Francia

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11 DE SEPTIEMBRE Por la amnistía, más recursos para los servicios públicos y no para gastos militares

Carta Semanal 1060 para descargar en PDF

No sin razón muchos medios de comunicación han calificado el encuentro en Bruselas del martes 2 de septiembre entre Carles Puigdemont y Salvador Illa como la amnistía política que aquél reclamaba, ya que la amnistía legal, la que debería haberse implementado en aplicación de la ley desde hace más de un año, no se ha producido. La razón es conocida de todos: la herencia franquista que impregna algunas de las instituciones y poderes del Estado, particularmente el poder judicial, encabezado por el CGPJ, y la obstaculización vehiculizada a través del Tribunal Supremo, han impedido hasta este momento aplicar totalmente la amnistía, especialmente a los principales dirigentes del «procés». No se trata de una simple anomalía. Es la enésima constatación de la aversión que tienen a la democracia y a cualquier solución política, y de su apuesta por el enfrentamiento. Sin duda, tiene razón Pedro Sánchez cuando afirma que “hay jueces haciendo política que no cumplen la ley”. Pero someterse a ellos, o “sufrirlos en silencio” como hace el gobierno que preside, no es ninguna solución. Al contrario, les da cuerda.

LAS COSTURAS DEL RÉGIMEN AL DESNUDO

Sí, efectivamente, la herencia franquista representa una amenaza directa contra las libertades y las conquistas democráticas. Pero no menos nocivo resulta la estructura del Estado monárquico basado en las autonomías. La catástrofe producida en Valencia por la DANA el pasado 29 de octubre mostró el aspecto más indecente, e incluso criminal, de una administración incapaz de garantizar la seguridad más elemental de los ciudadanos ante una emergencia como la que se produjo. Incapaz de gestionar los recursos públicos que ayudan a anticiparse a la catástrofe y de facilitar que las zonas inundables estén como están, aún hoy. Tienen razón también los valencianos y valencianas que cada mes exigen, como punto de partida para la reconstrucción, la dimisión de Mazón y su procesamiento.

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Monarquía de las autonomías o Unión Libre de Repúblicas soberanas

Carta Semanal 1059 en catalán

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Más de tres Semanas

En el momento que escribimos esta Carta Semanal hace ya más de tres semanas que decenas de incendios arrasan nuestras tierras. Concentrados en particular en Castilla y León, Galicia y Extremadura, pero con puntos importantes en Andalucía, Asturias, antes en Catalunya y también en Valencia. Como decíamos en una declaración de Información Obrera hace más de quince días, esta trágica oleada de incendios parecía una crónica política de un desastre anunciado. Todas las instituciones del Estado sabían que más de la tercera parte de los bosques (cuya masa total representa el 36 por ciento de la superficie del Estado) eran pura dinamita, por la inmensa biomasa acumulada –especialmente tras un año de lluvias importantes- sin ningún mantenimiento o limpieza llevado a cabo por los poderes públicos o/y por los propietarios privados (biomasa que casi no está explotada por las grandes empresas energéticas, pues es más rentable importar petróleo y gas. Se calcula que esta biomasa es equivalente a diez mil millones de toneladas de petróleo).

Unánimemente todas las instituciones del Estado atribuyen la proliferación de incendios al «cambio climático» (para los más mayores esto nos recuerda el discurso monocorde de la Dictadura cuando achacaba las dificultades a la «pertinaz sequía»). Sin duda hay cambio climático y aumento de las temperaturas, pero la humanidad tiene los medios para combatirlo, paliarlo e incluso utilizarlo en su provecho, a condición de que la sociedad y los gobiernos se guíen por la búsqueda del bien público y no por la protección de los poderosos, como las multinacionales de la alimentación, la agroindustria, la ganadería industrial, la especulación inmobiliaria, planificación urbanística al servicio del turismo, contra su industria y la producción al servicio de la población.

No son palabras, son hechos.

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En el aniversario del asesinato de Trotsky en 1940: el manifiesto de alarma de la IV Internacional ante la guerra imperialista

Carta Semanal 1058 en catalán

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El 21 de agosto de 1940, León Trotsky era asesinado en Coyoacán por un agente de Stalin. Su muerte formaba parte de la persecución de la burocracia que usurpó el poder en la URSS contra los que permanecieron fieles a los principios del bolchevismo. En esta Carta Semanal, que hemos preparado tomando partes de la Lettre de la Vérité, que edita la sección francesa de la IV Internacional, rendimos homenaje a Trotsky llamando la atención sobre uno de sus últimos escritos: el Manifiesto de Alarma de la IV Internacional sobre la guerra imperialista y la revolución proletaria mundial, publicado el 23 de mayo de 1940. Manifiesto que lo lectores pueden encontrar completo en

La permanencia del combate contra la guerra

Nuestro pasado, nuestra tradición, está inscrito en la lucha de los militantes que, en 1943, en condiciones difíciles y peligrosas, a veces a costa de sus vidas, emprendieron la tarea de organizar el contacto con los obreros alemanes alistados en el ejército alemán, soldados que, bajo el uniforme, seguían siendo obreros.

Mientras todos los que se habían reivindicado de las Internacionales anteriores, la II y la III, se sumergían en la unión sagrada, en la guerra, los militantes de la IV Internacional levantaban la bandera del internacionalismo, la bandera de la independencia de la clase.

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¿A dónde va el Estado de Israel?

Carta Semanal 1057 en catalán

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La Proclamación del Estado de Israel en abril de 1948 significó la negación misma desde el principio del derecho del pueblo palestino a vivir en su tierra. No es por casualidad que este hecho es calificado como la Nakba (la catástrofe). En estos 77 años el hecho determinante ha sido la resistencia del pueblo palestino a ser aniquilado.

No podemos entender lo que ocurre sin recordar que el Estado de Israel fue creado a partir de la partición de Palestina votada por la ONU a propuesta de las potencias imperialistas (Gran Bretaña, EEUU) y el concurso imprescindible de la burocracia estalinista del Kremlin. Fue el delegado de Moscú quien presentó el 29 de noviembre de 1947 en la ONU la resolución sobre la «partición», que entregaba a las poblaciones judías un porcentaje de territorio muy superior al de su población, incluyendo decenas de miles de kilómetros cuadrados habitados por árabes palestinos. Organizaron, por tanto, el traslado a Palestina de centenares de judíos de Europa (que en realidad querían emigrar sobre todo a los Estados Unidos, que les cerró sus fronteras: apenas 200.000 judíos encontraron refugio en los Estados Unidos desde 1933 a 1945; la gran mayoría antes de finalizar el año 1941), y, después, del Magreb.

La partición de Palestina la dividía en dos territorios con fronteras inviables, y era, por tanto, una invitación a la guerra. En la primera guerra, en el mismo 1948, los israelíes fueron fuertemente armados gracias a sus compras en Checoslovaquia, Yugoslavia y Polonia, sobre todo (ventas que no podían realizarse sin autorización de Moscú): Tras la guerra, Israel se organizó como un Estado supermilitarizado (con un 9% del PIB destinado a defensa), portaaviones de las potencias imperialistas en una región estratégica desde todos los puntos de vista (ya en 1956 apoyó el ataque franco-británico a Egipto, que fue lanzado en represalia por la nacionalización del canal de Suez). Pero un estado «artificial», que vive bajo perfusión de la Administración americana, con el apoyo militar y comercial de las potencias europeas y -con el tiempo- con la complicidad de la mayoría de los regímenes árabes y afines.

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La Unión Europea frente a Trump

Carta Semanal 1056 en catalán

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Durante decenios, los defensores de la Unión Europea nos han bombardeado con su propaganda. Cientos de entrevistas, artículos, ensayos, que pretendían demostrar la necesidad de que, para el progreso económico y social, era necesario que los Estados renunciaran a su soberanía –y los pueblos, por tanto, a la democracia- para someterse a los dictados de la Comisión Europea, en nombre de la necesidad de que “Europa se uniera” para poder competir con los EEUU, Japón, China…

Del mismo modo, desde hace 40 años, nos han explicado la necesidad de lo que llamaban “libre comercio” y de cómo toda la política económica debía someterse a ese supuesto dogma. En nombre del “libre comercio”, había que aceptar el cierre de los astilleros, la siderurgia integral, la industria textil, la electrónica de consumo y otros muchos sectores industriales, deslocalizados a países donde el capital pudiera obtener mayores beneficios a costa de una mayor explotación de la mano de obra. Ningún Estado podía proteger esas industrias, porque eso suponía violar la “libre competencia no falseada”. Tan sólo se salvó, por motivos de seguridad, la industria militar. Ahora, de un plumazo, Trump elimina el libre comercio e impone aranceles a medio mundo, y la Unión Europea abandona sin combate el dogma del “libre comercio” y los acepta sin rechistar.

También nos dijeron que la supervivencia de las economías europeas exigía limitar el déficit público, aunque ello supusiera recortar fondos a la sanidad, la enseñanza, la atención a los mayores, los servicios sociales en general. Otro “dogma” que se derriba: ahora resulta que ese límite del déficit no debe aplicarse a los gastos militares que exige el imperialismo USA.

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El “acuerdo” comercial Estados Unidos-Unión Europa: acentuación brutal de la guerra comercial

Carta Semanal 1055 en catalán

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Donald Trump recibe en su complejo hotelero de Escocia, en Turnberry, a la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen. Tras una supuesta dura negociación llegan a un acuerdo comercial por tres años que afectaría a todo el comercio de los países de la UE y Estados Unidos (acuerdo aún pendiente de la redacción y final). Este intercambio representa anualmente 2 billones de euros. Estados Unidos es un mercado de 330 millones de habitantes, la UE de 440 millones. Esto ocurre el domingo 27 de julio y el lunes Trump “recibe” en el mismo lugar al primer ministro británico, Starmer, huésped en su propio país, que acude solicito al complejo de Trump.

La forma es importante: Trump, al margen de sus groserías como personaje, quiere demostrar ante todo el mundo quién manda aquí. Pero no nos engañemos, esto es también una apariencia que no puede camuflar su fragilidad cuando se sufre una brutal crisis, al menos latente, que sacude la economía capitalista mundial y en particular la estadounidense, en el marco de un mercado mundial completamente dislocado. Que las apariencias no engañen.

El contenido de lo firmado

Un acuerdo por tres años en que los productos europeos tendrán, con carácter general un arancel del 15% en el mercado de EE. UU., frente a la ausencia de aranceles para la producción estadounidense en el mercado europeo. Pero en realidad el proteccionismo de Estados Unidos es mayor, pues hay excepciones al arancel del 15% como el del 50% para el acero y el aluminio. Cuando, recordemos, hasta ahora el gravamen medio era de 1,4%. En otros casos hay indefinición, como el de los productos farmacéuticos, rubro en el que EE.UU. importa la mayoría de lo que consume.

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